Hay una leyenda china que habla de un cordón de hilo rojo que une a las personas que nacieron para nacer juntas.

De repente nos iban a operar y nuestro corazón salía del pecho, él tenía el corazón rojo cual rosa y el mío era azul eléctrico con soportes metálicos, cuando de repente se unían y subías hasta desaparecer. Cuando nos despertábamos, estábamos unidos por un hijo rojo desde su hombro al mío y no importaba lo lejos que fuéramos que gracias a ese hilo podíamos hablarnos, sentirnos y no sentir dolor cuando de repente, el corazón volvía a bajar y se nos introducía dentro.
Cuando me ha contado eso, no he podido evitar levantarme de la cama para coger el móvil y buscar en el la leyenda china que leí hace un tiempo, justo cuando fuimos a empezar a salir.